martes, 11 de junio de 2013

Carrera Macarena


¡Madre mía de la Esperanza, Novia de los macarenos! ¡La de la noche en los ojos! ¡La de la gracia en el cuerpo, bordado de lentejuelas como el cuerpo de un torero! (Fernando Villalón)



Podría decir que toda mi vida a girado siempre en torno a ti, desde el momento que mi madre al salir del hospital me pusiera antes tus divinas plantas, desde ese instante supe que tenía dos madres, una la de la tierra y otra TU, la del cielo. Siempre he sido muy “mariano”, muy de ti. Mis pasiones como cofrade sin duda alguna pasean bajo palio con rosario en mano, y solo como puede hacerlo la Madre de Dios…SOLEDAD, SALUD, ROSARIO, MACARENA….MARÍA.
Todo empezó un Jueves Santo en la ciudad de la Esperanza, apenas tenía ocho años cuando me puse delante de ti por primera vez, yo ya sabía a lo que iba, ya sabía que allí estabas tú, la Esperanza. La basílica estaba llena de gente, de mujeres de mantilla, de armaos que guardaban el mayor tesoro de aquel lugar… y allí estaba yo, contemplando tu llanto que a la vez que me movía para verte desde el otro costero se convertía en sonrisa.
Quisiste tu esperanza que desde ese momento yo soñara ser hermano y algún día vestirme de nazareno para la gracia de ti.
Han sido muchos los días que te he ido a ver, en tu camarín, vestida de hebrea, de luto, de inmaculada, vestida de reina en esa capilla plata que tú tienes que baila con cada chicota a compás de campanilleros cada madruga del Viernes Santo, sin duda alguna me quedo cuando te bajan de tu trono para estar más cerca de nosotros, ponerme delante de ti, frente por frente y mirarte a los ojos es uno de mis mejores momentos en todo el calendario cofrade.
Tarde en cumplir mi sueño diez años… ¿Por qué no fui antes hermano de tu cofradía señora? Tengo que creer que nunca es tarde y que no era mi momento y en ese momento lo fue, seguro que es eso, pero siempre fue así un día más de ilusión de que sabía que ese momento llegaría y el día que me marco fue esa jura de hermanos en la que pude sentir muchas emociones.
Que nervioso estaba me temblaban las piernas, se me nublaba la vista al mirarte fijamente y en el momento de decir Lo juro parecía que ni yo mismo me lo estaba creyendo y me decía a mí mismo después de besar el libro de reglas ¿Sera un sueño y ahora me despertaré? No parecía cierto que llego el momento en la que la que te veía con tu atuendo de hebrea y allí estaba yo ya, un nuevo hermano.


Nadie sabe el compromiso que tengo contigo, me diste el don de vivir para esta inmensa pasión que es ser cofrade, nazareno y costalero. Seguro que es así porque las cosas pasan por que tú quieres que pasen, y yo aquí estoy gracias a ti, de eso no me cabe duda, quisiste que yo me rodeara de la grandeza de la gente que es compañera de esta locura que cada año se hecha a la calle para mecerte entre bambalinas como una reina se merece.




Es una lágrima de ella
la sangre de Dios
y en ese llevar silencioso
sólo se escucha el caminar
de suelas de esparto
sacrificio, silencio para rezar,
recogimiento para meditar
Escuchando la "música celestial
de los cimbreos que soportan los varales
"Chicota" tras "Chicotá".